II. SI ESE DOLOR OS VA A ACARREAR VUESTRA SALVACIÓN…

 LEER EL LIBRO DE JOB

(HABLA NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO)

Cariño,

Aquí estoy, Mi Señor.

Escribe. ¿Recuerdan a Mi Siervo Job? ¿Lo han leído, su historia?

No he llegado al Libro de Job en mi lectura del Antiguo Testamento, voy en II Crónicas.

A ver Mi niña, Mis Niños, escuchen:

(Es Viernes por la madrugada y sé que te duele el alma, pero recuerden que así es como Mis más cercanos y amados Acompañan a Su Señor).

¿Creaturita?

Estoy lista, Mi Señor.

Es a través del dolor como llegan a la Santa Humildad, sin la cual no hay desarrollo espiritual. Desde la soberbia hay aparente conocimiento, pero no es con ella, desde ella, y a través de ella, que os volvéis Evangelio Vivo. No son sabios, ni mimos, ni parlanchines de Mi Santa Palabra los que entran al Reino de los Cielos, sino el que es de corazón fiel, firme y leal al Señor.

La Historia de Mi Amigo y Siervo Job es una de lealtad a Dios. Nada pudo hacerlo blasfemar, nada de lo que se le permitió al Maligno quitarle le hizo contravenir las órdenes de Dios, ni faltar a sus mandamientos.

A ti, Pequeña, porque lo intuías, temías su historia, lo poco que de ella conocías. Que Dios para probarte te fuera quitando lo que con tanto amor te dio, ¿no es así?

Así es, Mi Señor.

Te regaló una gran belleza, juventud, inteligencia, sensibilidad extrema, creatividad, y no siendo esto bastante, te colocó en el medio de una familia próspera, honorable, temerosa de la ley y de Dios. Todo lo que se te dio fue grande, gran tesoro a los ojos de los hombres, pero el plan de Dios para ti no era que triunfaras en el mundo, sino para los cielos. Criatura, te faltó guía y en el andar te envaneciste y te olvidaste de Dios. Creíste que eras grande y comenzaste a empequeñecerte a los ojos del Cielo.  Eras muy infeliz, y no sabías porqué, pero lo eras. Entonces hubo que frenarte y a ti te llegaron enfermedades. La primera fue mermando tu belleza, la siguiente tu buen juicio, después las puertas de todo se te fueron cerrando, hasta que quedaste sola, enferma y abandonada.  Aun así clamaste al cielo por piedad (*) pero El Eielo no estaba listo para acogerte porque no habías terminado de pulirte en la humildad. El remanente se te quitó y cuando te quedaste sin nada, ni apoyo; fue el tiempo del Cielo. ¿Lo comprendes? Entonces fue probada tu fidelidad y tu lealtad GRANDEMENTE, porque era voluntad del Cielo que así lo fuera.

Ya, Cariño, habías deambulado en el mundo y después de haber probado su fruto de pecado tuviste que decidir. En el punto mas doloroso de tu vida te sostuviste de una sola afirmación: “No traicionaré a Dios” ¿Lo recuerdas?

Sí.

Tardaste en aprender lo que era agradable a los ojos de Dios y lo que era pecado. Tuviste que decidir, sin saber para qué te quería el Cielo.

Si os decimos el gran cargo que se os va a dar si os alejáis del mundo, ¿qué prueba es esa para vosotros? Sin saberlo, sin conocerlo, habréis de seguir, sólo por el impulso del amor.

Como Job, muchos de vosotros sois probados y no aguantáis ni la más mínima prueba cuando ya os estáis quejando y reclamando al Cielo y así ¿esperáis que el Cielo os de cargos grandes e importantes?

Esto me duele…

Lo sé, Criatura, pero Mis niños necesitan saber que el Cielo no elige por capricho ni al azar sino porque han sido probados en cedazo fino, como tú lo fuiste.

Quienes piensen que no es así están en un error.

Mis niños escogidos que tienen misiones de cabeza han sido probados en la lealtad, en la fidelidad y en el amor y merecen vuestro respeto por ello.

A muchos los veréis como a Job, antes de que el Padre Amado le restituyera al ciento por uno lo que perdió en la prueba, pero vosotros no lo veis. Muchos mantienen su belleza, su salud, su dinero, sus altos cargos, sus propiedades porque es que el Cielo no se ha fijado en ellos para cargos grandes en este fin de los tiempos, los nuestros son probados porque tienen grande Misión con el Cielo y sobra decir, Mis amados, que lo que se os restituirá al final es incomparable a lo que se os dio. Es como si el Cielo os pidiese una monedita para comprar un pan para un hambriento y al cambio os va a dar una mansión o una fortuna. Pero el hombre eso no lo sabe, sólo es capaz de decir “Sí, doy todo lo que tengo” o “no doy ni una moneda al hambriento” ¿Lo podéis comprender?

Muchos de vosotros habéis sido probados y lo seguiréis siendo y ¿seréis como Job?, ¿o al maldecir vuestra suerte y destino  volteareis las espaldas al Padre?

¿Acaso vosotros no creéis que El Padre es quien os educa?, ¿que no le duele ver vuestro dolor? Pero si ese dolor os va a acarrear vuestra salvación, tenedlo por seguro que lo permitirá. Si no os puede dar una alegría que tanto deseáis, porque ella os desviaría del Camino a vuestra salvación, ¿seréis dóciles a la voluntad del Cielo o maldeciréis como críos ignorantes y  berrinchudos por no tener lo que queréis?

Os estamos educando en el espíritu para que crezcáis y podáis alcanzar el Cielo, no para lo efímero y pasajero. Ya tenéis que aprender a ver con los ojos del alma y no os conforméis con la aceptación del mundo, que es ciego entre los ciegos.

Preguntaos a vosotros mismos ¿cómo reaccionaréis ante la pérdida?, ¿soportareis la prueba?, ¿tenéis la fe del tamaño de un grano de mostaza, o vuestra fe es vitrina para pasar por hombres sabios y bondadosos? No es lo que aparentáis, sino lo que VERDADERAMENTE tenéis en vuestro corazón lo que os ha de Salvar o Condenar. ¿Lo creéis?, ¿creéis en Mi Santa Palabra?, ¿o las leeréis y volveréis a la comodidad de pretender ser excepción, que el mundo entero entre en la Gran Tribulación, excepto vosotros? Todos entrareis.

Los que habéis sido purificados y limpiados os guiarán, pero si vosotros no lo habéis sido y sois candidatos al Cielo, lo seréis.

Estáis en la GRAN TRIBULACIÓN y seguís jugando. Seriéis probados y muchos quedarán por el Camino (viene a mí la imagen de la entrada triunfal de Nuestro Señor Jesucristo a Jerusalén) y una vez con el dolor en la tierra, ¿quiénes quedaréis? (¿Cuántos de ellos estuvieron en el Suplicio del Getsemaní  pasando por su Santo Vía Crucis a la Dolorosa y Santa Crucifixión?) ¡Pocos, muy pocos! Ahora seguís a Mis videntes y profetas pero cuando llegue la hora y si perdéis vuestra casa, a vuestros seres amados o vuestra salud ¿aún así Me seguiréis y seréis Mis amigos o Me abandonareis?  Tenéis que pensar así para estar preparados en lo que se os avecina, porque ahora que no habéis perdido vuestra salud ni vuestros bienes es muy fácil alabarme, como en Mi entrada Triunfal en la Santa Jerusalén; pero cuando el Maligno os convenza de sus mentiras y veáis la guerra y el dolor, ¿Aún así Me seréis Fieles? Os lo digo como se los dije a Mis Apóstoles y no lo creyeron. Pedro no creyó que me negaría, y su dolor fue grandísimo por hacerlo. Si Pedro, siendo Mi Amado Amigo, viendo la Tribulación Me negó ¿acaso vosotros os creéis mejores que San Pedro sobre quien edifiqué Mi Santa Iglesia? Si sabéis que no lo sois: pedidMe que os mantenga firmes y fieles hasta el final. Pedidle a San José que proteja vuestra fe y lealtad. Rogad a Mi Santísima Madre para que os de un Amor como el suyo, sino ¿cómo lo haréis?, ¿con vuestras fuerzas humanas? Orad, orad, orad y reparad todo daño que aún no hayáis reparado porque se os viene la tormenta y tenéis que pedir al Cielo lo que necesitaréis.

Pedid, en humildad, que se os colme de fortaleza, porque si ya os creéis fuertes y santos y tenéis una actitud soberbia no prevaleceréis hasta el final.

(la rama de trigo que es humilde y se dobla ante el soplo del viento es  mucho más en su discreción que el gran roble que se resiste).

Esto que os digo es doloroso, pero debéis estar prevenidos porque si el dolor llega a vosotros pensareis “Mi Señor Me dijo que esto pasaría y que sería una prueba y que habría de pedir fortaleza y fe al Cielo”. ¿Lo comprendéis? No os podéis estar desprevenidos.

Leed a Mi siervo Job. Reflexionad en la humanidad de Mi Fiel Amigo Pedro que sufrió por no creer lo que ahora os digo. Si no oráis ahora y con ello os fortalecéis; seréis arrancados de Mi Santo Lado al primer golpe.

Resistid,  resistid, resistid que detrás de la prueba está el premio y no os lo podéis siquiera imaginar.

Estáis a tiempo de poneros a Mi Lado pero debéis pedir, desde la santa humildad, como lo hizo, al final,  Job.

(*) Postrada en cama por enfermedad, conseguí un perrito para que me acompañara pero me contagió la sarna, supongo que fueron lo que las llagas en la piel de Job.

(Después del Rezo del Vía Crucis Me hace notar Jesús que hace un año casi a la fecha Nos había dicho lo mismo):

» … Muchos serán despojados de toda posesión en estos últimos tiempos para que volteéis a contemplar el cielo, si ustedes aman más lo terrenal, que a Mi, serán desesperación y tendrán la tentación incluso de atentar contra sus vidas. Si Me Aman de Verdad y son Mis Amigos, agradecerán a Dios de todo lo que les quite, porque las posesiones no son otra cosa que cadenas y muy pesadas.

Amigos, si Yo he decidido liberarlos de sus cadenas, de ustedes depende si lloráis para que regreséis a sus prisiones o aprendéis a caminar tras Mis Huellas Ensangrentadas. Seguidme pues, andad con sencillez, con humildad y con ligereza que vienen tras Su Divino Maestro, Su Señor, Su amigo.” (Del Diálogo recibido  Recibido el 7 de sept 2012 «El Vía Crucis».)

“ANTES QUE MI PAN VIENE MI SUSPIRO”

(Job,03)

«¿QUIÉN CONTRARIÓ A DIOS Y LE FUE BIEN?»

(Job, 05)

HDDH

(Agosto 30)

Año del Señor 2013

Y María del Getsemaní

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