QUIERO CONFIARTE ALGO QUE NECESITO DECIR A LA HUMANIDAD

(HABLA NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO)

Ven Pequeña, Quiero confiarte algo que necesito decir a la Humanidad, a vosotros; no es que me acompañen de repente, cuando les sobre tiempo y se acuerden que Yo tu Jesús estoy en El Sagrario. Es que lo humano, vuestras pequeñas tareas son las que deben ser relegadas al último escalón o peldaño de importancia. Nunca los seres humanos, los hombres y mujeres, han sabido cómo comportarse respecto al Cielo. No saben ni siquiera cómo hacer formalmente una reverencia adecuada al entrar a Mis Casas. Una casa es un hogar, es donde Yo habito, donde se Me encuentra. Yo no puedo andar donde está el pecado. No es como quieren creer mis hijos que estoy en cualquier esquina o en las piedras. Hay un sitio donde Yo estoy, donde Espero con infinito amor y paciencia: Ese sitio es El Sagrario. Uno no busca a su Rey en medio del tumulto, sino en el silencio de Su palacio. Hay que tener muy claro, mi Niña, dónde estoy. Es una total falacia que Yo estoy en cualquier parte, porque no es así. Ya no creen en mis sacerdotes, y aunque no pudiste darte a entender con claridad para que tu hermana entendiera, Yo no estoy, como ella quiere creer, en cualquier ( Me dijo que lo pusiera en cursivas) lugar, así como vosotros, que a veces están en el Bien a veces en el Mal. Yo Soy El Bien Supremo y no juego, como vosotros con el mal. Es sumamente triste su aproximación a Su Dios, Mi Niña. Es un franco milagro que tu nos puedas escuchar con tal claridad. Ha sido y es ( porque es inmutable) Voluntad de Mi Padre que nos puedas escuchar y una Gran Gracia ( que aun no alcanzas a dimensionar) el poder escribir Nuestras Sagradas Palabras. Ponlo: No sabemos cuántos más regresarán porque si bien nuestros esfuerzos conjuntos son totales, siempre está la insalvable brecha de la libre voluntad del hombre que en el último instante, como un péndulo, se inclina para un lado o para el fatal otro. Es por eso que les pedimos que unan su pequeña voluntad con la Nuestra, como en la oración de El Padre Nuestro, que reza “Hágase Su voluntad, Tu voluntad y no la nuestra”. Es el diablo quien entra en esa última brecha intocable para inclinar la balanza. Su intención no es propiamente hacerles la vida peor de lo posible o mejor, sino que en ese último momento se incline la balanza al lado del mal y poder echar mano de sus almas, pero lo decimos de tantas maneras y no lo quieren ver ni creer. No nos pueden oír, creen que hablan con Dios, pero sólo es el diablo a quien escuchan porque andan en los lugares que frecuenta el mal, en la oscuridad no esta Dios, sino en la luz y ustedes Nos buscan en medio del la multitud, una oración apresurada y creen que es suficiente para salir ilesos y no es así (esto Jesús lo dice con tristeza) no es así. Vassula lo entendió y aprendió a escucharnos y a hablarnos con atención, claridad y absoluto respeto. También es falible porque no es mas que humana, pero una humana que coloca su voluntad en Nuestra Santísima Trinidad y cubre así la brecha donde entra el mal. Yo me entristecí en tu tiempo de rebeldía porque sabía el riesgo, lo que estabas perdiendo y estabas necia y totalmente sorda. Eres un bello ejemplo de lo que una criatura puede lograr con dejarse guiar por Mi Santa Madre. Fuiste gran pecador y lo sabes y fue un camino pedregoso lleno de espinos y caídas pero tu pasaporte fue tu buena voluntad y lealtad. Si nada sabías, lograste aplicar dos máximas en tu vida, solo dos, pero las esenciales. Hubo un momento en que decidiste AMAR A DIOS CON TODA TU ALMA, CON TODA TU VOLUNTAD Y CON TODA TU FUERZA, y no permitir que nada ni nadie ocupare el Sitio que sólo a Dios Le corresponde y decidiste amar y servir a tu prójimo. Te ponías en sus zapatos y ya te habías humanizado lo suficiente como para poder padecer con ellos, ya no eras ni mas ni menos sino simples como tu, iguales a ti. La caída hermana al hombre. El caer teenseña la humildad. Bien dices que fueron casi diez años de aprender la humildad, para eso era necesaria esa enfermedad, para que atendieras a tu pobre humanidad y vieras que no eras mas ni menos. Es que sin la Santa Humildad no hay Camino, porque el hombre se sitúa en el lugar que sólo le corresponde a Dios Padre, y al prójimo se le ve como un artículo para ser usado a su servicio (silencio). Quiero que entiendas esto porque si tu has logrado asir la mano de El Padre, los demás pecadores y almas que han caído lograran la esperanza para hacerlo.

Cuando viste mi estampita de La Divina Misericordia y leíste a la calza que “Hasta al mas pecador no lo rechazaré”, cruzaste la puerta de la Iglesia, donde podías encontrarMe. El Maligno te quiso hacer creer, y con éxito, que tu no serias aceptada. Te cerró todas las puertas por donde intentabas pasar sólo para que tampoco trataras de entrar a Mi Iglesia, que perdieras la esperanza: pudo mas el amor y el deseo de la criatura por salvarse. Supiste que no eras la mas pecador, si bien eras muy pecador, que si YO estaba dispuesto a abrir las puertas de Mi Sacratísimo Corazón al “mas pecador”, tu pasarías. Compraste un Juan Dieguito que estaba entre artefactos de barro y casi sin esperanza lo fuiste a ofrecer a la muy amada capillita de tu lugar A… Te sorprendió que lo aceptaran y con mucha, mucha ternura vimos cómo escribías que era el primer éxito de tu vida, que no hubieran rechazado a tu Juan Dieguito. Eso te dio un poco de confianza y seguiste andando, El Camino se te fue abriendo a base de constancia y obediencia, hasta que llegas a formar parte de la Capillita como catequista y asistente regular. (Para ya.)
Es Jesús. Es la primera vez que Me Habló para que escribiera. Al levantarme sólo le pregunté “Cómo puedo acompañarte en este Viernes de Cuaresma? Y me dijo “Ven, acompáñame.”.
(Marzo 02. 2012)

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