¿ENTENDÉIS ESTA LECCIÓN DE PERDÓN Y DISCULPA TAN GRANDE QUE OS SOLICITO?

(HABLA DIOS PADRE)

Pequeña, antes, Mis Niños, hace aproximadamente cien  años todavía Mis hijos eran educados en las enseñanzas de Mi Hijo y muchos de vosotros así fueron aprendiendo, pero éstas -Mis Niños-, tristemente, no iban cargadas de amor y respeto por vosotros, como niños, como debió ser, sino que eran dadas por siervos Míos que muchas veces tenían más rencor y frustración que amor y esto -Mis Pequeños- ha dañado a muchos de Mis niños y los ha alejado de Mí. Lo sé porque veo que es más miedo y temor que amor que Me tenéis y no -Mis Niños-, no es así.

Mi Corazón de Padre Amorosísimo entristece grandemente al comprobar que no estáis Conmigo porque las enseñanzas que os fueron dadas no se hicieron como Mi Amadísimo Hijo Jesucristo os enseñó.

¿Acaso Mi Amadísimo Hijo os enseñó, cuando párvulos, con golpes, insultos y falta de respeto a vuestra integridad? No, Mis niños.

Mi Hijo Dice «Dejad que los niños venga a Mí», porque no son una «molestia» como os hicieron creer a vosotros -los que fuisteis educados en las Sagrada Doctrina con golpes y amenazas-, sino que era atraer a los niños con mimos, con amor; que los pequeños quisieran estar cerca de su Padre Celestial donde se sentirían resguardados, protegidos, amados y libres, sí y libres.

Porque no os creé para que estuviereis a Mi lado forzados y obligados por golpes y mantenidos bajo el régimen de miedo, sino que lo que Yo anhelaba era que tuviesen una vida  en la tierra en la que aprendiesen a Amarme y amarse unos a otros;  a gozar de Mi magnifica y maravillosa creación para que después compartierais Mi Eternidad en perpetua felicidad en el Cielo. Pero Mis Pequeños Siervos, en su afán de salvaros, os (han) alejado de Mí, de Su Padre.

Espero que hayáis perdonado estos métodos que no son los que Mi Hijo os enseñó y -si bien algunos se mantuvieron lejos del mal, aunque sea por miedo-, fueron muchos los que tuvieron pavor de Mí, Su Amado Padre, y se refugiaron en otras cosas que a la postre los destruyeron.

Si vosotros sois ahora adultos de estos pequeños, de estos infantes que fueron educados en la Santa Palabra y en la Doctrina Católica, pero no con amor, con paciencia, con tolerancia, con respeto: por favor, -Mis Pequeños-, dad al Cielo la oportunidad de volveros a educar; dad la oportunidad  a María Santísima de que repare vuestros corazones tan lastimados por siervos de Mi Hijo. No los juzguéis, eso no os compete ni os corresponde, pero acercaos nuevamente y veréis como se os resuelven vuestras dudas, se os sanan vuestras heridas  y se os lleva con infinito amor.

Mis Pequeños, todo lo celestial al tocar los conceptos y manejos del hombre se mancha, no permanece impoluto, como lo es en El Cielo; así vuestra instrucción ha sido, pero debéis soltar, olvidar y perdonar a Mis Siervos, y volveos a acercar con confianza y dad al Cielo la oportunidad de volver a acercarse a vosotros.

Mis niños, no hay tiempo de rencores ni desconfianza por lo que habéis pasado con Mis Siervos -si es que es vuestro caso y situación: volved a confiar ahora y poneos en las Santas Manos de Mi Amadísima Hija.

Creed que nadie está exento de las insinuaciones y tentaciones y trampas que el Maligno ha puesto en este reino del mal en el que vivís; y Mis Hijos Predilectos, Mis Siervos Fieles, han caído en trampas como vosotros mismos, por eso os decimos que no los juzguéis y que busquéis en vuestro generoso y comprensivo corazón perdonar si es que daño se os ha hecho. Mil veces más tienta el diablo a uno de Mis Sacerdotes que a un laico, y es por ver caer a un general y con él tirar por suelo a un batallón de fieles.

Vosotros habláis con soltura de Mis Siervos cuando han caído, pero ignoráis con gran indiferencia a todos aquellos que se mantienen en pie de lucha.

Os gusta regocijaros en la tragedia de Mis Siervos que han caído, pero quien esté libre de pecados que tire la primera piedra. Perdonad y seréis perdonados, juzgad duramente y condenar y de la misma manera seréis tratados.

Debéis perdonaros unos a otros porque estáis llenos de pecado y con el Me Habéis ofendido grandemente en incontables ocasiones a lo largo de vuestra vida, y os habéis golpeado duramente unos a otros.

Mis pequeños no van a poder andar tras Mi Divino Hijo si no viajáis ligeros y esto es: dejad rencores y venganzas a un lado (porque) os rezagaréis en el Camino al seguir a Mi Amadísimo Hijo Jesucristo ¿Lo podéis comprender?

Viajad ligeros de alma sin rencor, sin cargar con vanidades, sin posesiones, sin anhelos de las cosas del mundo; viajad ligeros en este último tramo del camino que os falta, ¿Me comprendéis? ¿Haréis como os lo solicito? ¿Seréis misericordiosos con Mis siervos, como Yo lo he sido con vosotros perdonándoos a cada paso?, ¿o los condenaréis y los juzgaréis duramente? Como el siervo al que el rey le perdonó la deuda y al salir él mismo no perdonó a un consiervo (*). ¿Qué haréis vosotros? Recordad este pasaje y tenedlo muy presente ahora que os pido que perdonéis la deuda de Mis siervos si os han fallado, perdonadlos en vuestro corazón y, más allá, orad por ellos que si hacéis así bendiciones lloverán sobre vosotros, pero si los juzgáis y los criticáis y habláis mal de ellos estáis hablando contra vosotros mismos, acarreándoos un duro juicio.

Guardad con discreción vuestras palabras que es ahora cuando más cuidado debéis tener porque Mis Hijos están a la intemperie y los estoy invitando a entrar, pero si vosotros los espantáis y no entran a resguardo y algo malo les ocurre ¿quién será responsable de que no hayan querido retornar? No os echéis en vuestro costal responsabilidad tan grande. Si vais a hablar mal mejor quedaos en silencio que la prudencia al hablar de mucho os valdrá. ¿Entendéis esta lección de perdón y disculpa tan grande que os solicito? ¿Podéis ver que si no volvéis a Confiar es inútil seguir? ¿Que si no perdonáis vuestra carga es tan pesada que desistiréis y no llegaréis al final del camino? Viajad ligero y seguid las huellas de Mi Amadísimo Hijo rumbo al Gólgota y detrás LA GLORIA.

Os lo solicito, os lo pido Mis Hijitos

Vuestro Padre Amorosísimo Dios

(HABLA UN SANTO DEL CIELO)

Niña Mía

¿Quién eres?

Hijita

Todos Mis niños que han sido victimas de consiervos míos que no os trataron con el Amor que Nuestro Señor Jesucristo hubiera deseado: Por favor no tenéis más que perdonar y para ello pedir la ayuda del Padre Celestial y Nuestro y Vuestro Señor Jesucristo que os dará la capacidad del perdón  y borrará el daño recibido (Es un Santo del Cielo, pero no sé quién es, alguien que fue Sacerdote aquí en la tierra).

Lo más preciado al Padre, lo más digno de amor son los niños y muchos habéis sido víctimas de falta de amor e incluso el Maligno infiltrado y disfrazado ha hecho el más grande daño a la Iglesia del Señor instigando a consiervos Míos hasta la locura de cometer actos de maldad que no son, Mis Niños, hechos por seres humanos, por hombres, sino por demonios.

No hay hombre que en posesión de su alma sea capaz de ultrajar a un pequeño, no lo hay; cuanto menos un siervo del  Señor. Han sido los mismos demonios infiltrados a las filas de la Iglesia posesionándose de consiervos míos quienes han cometidos los actos que más daño han causado en la Santa Sede, en la Iglesia de Nuestro Señor Jesucristo en su totalidad.

El dolor que esto ha causados en la Iglesia de Jesucristo y el daño no tiene comparación con nada que haya sucedido.

Creed, Mis Niños, que el castigo a quien aleje a uno solo de Mis Hijos es inconmensurable, pero no seáis víctimas dos veces. No seáis víctimas del mal y por eso os alejéis y arriesguéis vuestra alma. Debéis regresar, que no hay misericordia más grande del Cielo que quien regresa a pesar de haber sido rota su niñez.

No podemos explicaros más ahora, pero buscad en vuestro corazón el perdón porque es la única manera de eliminar el daño tan terrible que esto ha causado en las filas de la Iglesia. Confiad en que el amor por vosotros es el más grande que hay en El cielo.

Volved que María Santísima os cuidará como a niños de pecho. Volved que ya no hay tiempo. Volved vosotros que habéis sido alejados por las instigaciones del Maligno dentro de la misma Iglesia. Ésta será renovada y vosotros los que respondéis a esta amante y rogante suplica seréis los primeros si hacéis así.

Volved, volved, volved. Dejad la Justicia al Padre Eterno.

(*) Los dos deudores:  «23 Por lo cual el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos. 24 Y comenzando a hacer cuentas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos. 25 A éste, como no pudo pagar, ordenó su señor venderle, y a su mujer e hijos, y todo lo que tenía, para que se le pagase la deuda. 26 Entonces aquel siervo, postrado, le suplicaba, diciendo: Señor, ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. 27 El señor de aquel siervo, movido a misericordia, le soltó y le perdonó la deuda. 28 Pero saliendo aquel siervo, halló a uno de sus consiervos, que le debía cien denarios; y asiendo de él, le ahogaba, diciendo: Págame lo que me debes. 29 Entonces su consiervo, postrándose a sus pies, le rogaba diciendo: Ten paciencia conmigo, y yo te lo pagaré todo. 30 Mas él no quiso, sino fue y le echó en la cárcel, hasta que pagase la deuda. 31 Viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y fueron y refirieron a su señor todo lo que había pasado. 32 Entonces, llamándole su señor, le dijo: Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste. 33 ¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti? 34 Entonces su señor, enojado, le entregó a los verdugos, hasta que pagase todo lo que le debía. 35 Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas.»  (Mt 18: 23-35)

HDDH

(Junio 23)

Año del Señor 2013

Y María del Getsemaní

Esta entrada fue publicada en Uncategorized. Guarda el enlace permanente.