VOSOTROS QUE DUDÁIS DE LA EXISTENCIA DE LOS INFIERNOS

(HABLA DIOS PADRE)

Entiéndalo de una buena vez: Los únicos tesoros que valdrán son los que tengáis en vuestras almas y las obras de amor que hayáis hecho sobre la tierra, nada más importará.

Si alguno cree que por tener conocimientos teóricos sobre lo que es el AMOR, sin practicarlo CONMIGO, Dios Padre, y sin practicarlo con sus semejantes -os lo digo, os alerto, os advierto-: no os servirá de nada. Valdrá más una pequeña limosnita dada desde el corazón que todo su conocimiento acumulado.

La palabra que vosotros decís ha perdido valor (como vuestras monedas al devaluarse). Habláis tanto «sin ton ni son» que vuestra palabra se ha vuelto como moneda corriente y sin valor. Únicamente vuestras obras salidas del corazón os granjearán vuestra Salvación.

Ya no oráis de corazón, sino con prisa y sin atender verdaderamente a la Dignidad de Todo un Dios con quien pretendéis hablar. Estáis más al pendiente de vuestros teléfonos y máquinas, que portáis a todo momento con vosotros, que al Padre Mismo de la Creación Toda.

¿A donde esperáis llegar así, Mis Hijos, Mis pequeñuelos? ¡MUDAD, MUDAD MUDAD! Al orar al Padre hacedlo con corazón y con vuestra atención TODA, que es una falta grande de respeto y adoración como lo hacéis al tiempo que estáis al pendiente de otras muchas cosas.

Obrad el bien: pensad el bien para que hagáis el bien.

Vuestras cosas que acumuláis, incluso vuestros conocimientos humanos que acumuláis -os lo digo- no os servirá de absolutamente nada.

Vosotros que leéis, ¡Haced caso, ya! Buscad a vuestros hermanos necesitados y ver por sus necesidades: Que vuestras manos no lleguen vacías ante Mi Santa Presencia.

Os estoy dando este tiempo de oportunidad para que recojáis las flores y los frutos de amor y de verdadera oración que presentareis ante Mi Santa Presencia. No os demoréis, que no hay tiempo, Niños Míos. De por si llegáis ya muy tarde, pero no por ello os desmotivéis: Haced lo propio para que las puertas se abran para dejaros pasar. Tocar con amor, con HUMILDAD, con sencillez a las puertas del Cielo, a las puertas de Los Corazones Inmaculado de Vuestra Madre Santísima y Sacratísimo de Mi Amadísimo Hijo. Entregaos a las buenas obras, a la oración y no pequéis más, que el tiempo -os lo hemos dicho- ya no es tiempo.

(HABLA NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO)

Estáis en el no-tiempo, Mis Pequeños ¿No veis las señales a todo vuestro derredor y entorno? ¿Acaso creéis que irán disminuyendo y todo regresará a la «normalidad» que tanto os acomodaba? No, Mis Amados, Mis Pequeños, no será así. Los acontecimientos aumentarán grandemente en frecuencia e intensidad. Quienes ya lo han visto, hacen lo propio a Imitación de Su Santo Maestro, Su Señor y Su Amigo, pero aquellos que están tan amañados con el mundo que prefieren cerrar los ojos son los que están colocando su destino eterno en riesgo de perderse.

Si vierais un instante de lo que es el destino de las almas que no mudaron su andar en el pecado mudaríais de inmediato. Ved, Mis Pequeños, los testimonios de hermanos vuestros que He llevado a conocer los infiernos para que sean testigos fieles de su existencia. Os invito a ver los testimonios aunque os asustéis, pero es necesario, vosotros que dudáis de su existencia.

Os invito: Ved los testimonios, leedlos, inquirid, buscad en Mi Santa Palabra y veréis que es un DOGMA, Mis Pequeños, sin el cual no se podrían comprender la perfecta justicia y la Misericordia, vedlo, Mis Pequeños, para que no caigáis allí.

(HABLA NUESTRA SANTÍSIMA MADRE)

Niños Míos, Mis Pequeños:

Haced lo que Mi Hijo os dice. Ved, repasad los testimonios de Hijos del Cielo que han tenido que ir, sin merecerlo, únicamente para dejaros testimonio de su plena y terrible existencia. Os lo repetimos: Si no queréis por amor, salvaos de ir ahí aunque sea por temor, pero -os lo suplico- no vayáis al infierno, sitio indescriptible de horror, pestilencia y maldad.

 (HABLA SAN JUAN DIEGO CUAHTLATOATZIN)

Pequeños del Señor, de Nuestra Madrecita: Manteneos en resguardo en San José y no salgáis al mundo que es hervidero de pecado.

(HABLA EL SANTO ÁNGEL DE MI GUARDA Y CUSTODIA)

Pequeñita,

Decidles que en el Universo Entero no hay protección más grande y segura que Las Santísimas Llagas de Nuestro y Vuestro Señor Jesucristo y Su Amorosísima y Sacratísima Sangre (*). Que lo sepan, que se lo graben en sus mentes y corazones para que a cada instante se refugien en ellas y se cubran con la Santísima y Sacratísima Sangre Divina. Recordadles  ello.

Amen, Niña Nuestra

Amen, Ángel de Mi Guarda

(*) CONSAGRACIÓN A LA SANGRE PRECIOSA DE JESUCRISTO

 

Consciente de mi nada y de Tu Sublimidad, Misericordioso Salvador, me postro a Tus pies, y Te agradezco por la Gracia que has mostrado hacia mí, ingrata creatura. 
Te agradezco especialmente por liberarme, mediante Tu Sangre Preciosa, del poder destructor de Satanás. 
En presencia de mi querida Madre María, mi Ángel Custodio, mi Santo patrono, y de toda la corte celestial, me consagro voluntariamente, con corazón sincero, oh queridísimo Jesús, a Tu Preciosa Sangre, por la cual has redimido al mundo del pecado, de la muerte y del infierno. 
Te prometo, con la ayuda de Tu gracia y con mi mayor empeño, promover y propagar la devoción a Tu Sangre Preciosa, precio de nuestra redención, a fin de que Tu Sangre adorable sea honrada y glorificada por todos. 
De esta manera, deseo reparar por mi deslealtad hacia Tu Preciosa Sangre de Amor, y compensarte por las muchas profanaciones que los hombres cometen en contra del Precioso Precio de su salvación. 
¡Oh, si mis propios pecados, mi frialdad, y todos los actos irrespetuosos que he cometido contra Ti, oh Santa y Preciosa Sangre, pudieran ser borrados! 
He aquí, querido Jesús, que te ofrezco el amor, el honor y la adoración que tu Santísima Madre, tus fieles discípulos y todos los Santos han ofrecido a Tu Preciosa Sangre. Te pido que olvides mi falta de fe y frialdad del pasado, y que perdones a todos los que te ofenden. 
¡Oh Divino Salvador! rocíame a mí y a todos los hombres con Tu Preciosa Sangre, a fin de que te amemos, ¡oh Amor Crucificado, de ahora en adelante con todo nuestro corazón, y que dignamente honremos el Precio de nuestra salvación! Amén

 

HDDH

(Abril 30)

Año del Señor 2013

Y María del Getsemaní

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